Existen evidencias científicas que demuestran que ya existían bacterias resistentes a los antibióticos antes de que estos medicamentos se comenzaran a utilizar en medicina.
Se han descubierto cepas de bacterias con la capacidad de inactivar antibióticos modernos en sedimentos que datan de hace 30.000 años, lo que demuestra que no se trata de un fenómeno nuevo. Alexander Fleming, tras el descubrimiento de la penicilina, alertó en su discurso de recibimiento del Premio Nobel en 1945, que “…el hombre ignorante puede fácilmente administrarse una dosis insuficiente de antibiótico, y, al exponer a los microbios a una cantidad no letal del medicamento, los haga resistentes".
Si bien este no es un fenómeno nuevo, es un desafío creciente que requiere esfuerzos de todas las partes involucradas para usar los antibióticos de manera responsable a fin de salvaguardar su uso futuro.